Cuando las luces eran amarillas y el cielo era gris, decía yo entonces que de nada servía dejarme crecer las uñas de los dedos meñiques de la mano, si total cuando quisiera probar el manjar blanco, no iba a poder hacerlo en paz. Hoy me atraviesan las palmas, y la sangre agridulce me tintura con letras de The Misfits, y el contorno de sus brazos...sus brazos...sus brazos que no los había visto, pero que ahora...ahora los veo bien. Y su playera de películas de terror de los 70s, y sus fotos familiares con chompas navideñas combinadas. El embriague de lo sweet y de lo hardcore. El embriague de los meses sin estabilidad. Lo que no es y lo que no será, pero lo que está siendo hoy en día. En Enero regresa. En Septiembre me voy. Serán los meses en los que la vida puede ser eterna.
Jos Carpio
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