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Jos Carpio

C-gars

Soy la última calada al cigarro.


Lo puedes interpretar de la forma en la que quieras.


Ya sea para otros o para mí misma, soy la última calada al cigarro. Y puedo ser esa última que te asquea al punto de reconsiderar el vicio del tabaco, así como también puedo ser la reafirmación de que quieres uno más.


Cuando fumo, entre el humo y las revelaciones, he notado que no puedo dejar que ninguna calada se me escape. Aspiro sin parar hasta descubrir en las yemas grisáceas de mis dedos, que se acabó. "¿En qué momento?", pienso. "¿Es que no puedo ser como los demás que encienden el cigarro, aspiran una sola vez y disfrutan de la idea de tenerlo consumiéndose en sus manos?"


"¿Por qué no puedo conformarme con ver cómo se agota poco a poco?"


"¿Por qué siento la necesidad de consumirlo a tope?"


"¿Será que lo extingo?"


"¿Será esa la razón por la que se acaba antes de tiempo? Y aún peor, ¿será que eso es lo que quiero?"


Es imposible no preguntarme si esta manía la aplico también en diferentes ámbitos de mi vida...o de mi personalidad. Puede que mi excesivo gusto por quemar el cigarro, por masticar el caramelo, por arrancarme los pellejos de los dedos, no sea más que una proyección de lo que quiero realmente y de la ansiedad que me provoca llegar a ese punto.


Reconozco que soy de esas personas que no quiere que ningún momento se le escape. Quiero vivirlo todo; más aún: quiero recordarlo TODO. Soy de los que consideran que el olvido es su peor enemigo; y sin embargo, anhelo por los fines rápidos, auto saboteando el deseo de permanencia que tanto espero.


"¿Será solo mi intensidad vistiendo otro disfraz?"


Y si ese fuera el caso, ¿está mal que lo sea?


Esta noche, mientras dejaba que mi última calada al cigarro se extinguiera por sí sola,

no pude evitar cuestionarme e identificarme de esta forma. Claro, tengo opiniones divididas sobre esta nueva revelación que parece más un pensamiento mundano de cualquier borracho, que solo lo hace sonar interesante e inteligente porque maso que sabe usar bien las palabras...o eso cree. Pero, bueno, regresando a lo que decía


Me gusta, porque...a ver, que ni siquiera sé por qué, seguramente diré cualquier burrada.

Aunque supongo que si no le encuentro algún motivo exacto, ni nada que lo pueda describir,

es porque es genuino, ¿no? El tema es que, como puse antes, la última calada no es algo que todos disfrutan, ni algo que haga que los demás quieran más.


Esa es la contra-parte.


Quizás soy solo un cigarro en la vida de ciertas personas. Estoy destinada a extinguirme eventualmente, y lo peor es que yo misma soy quien permite que ese proceso se dé de una forma acelerada.


Me extingo al amar.


Me extingo al hacer lo que quiero.


Me extingo en mis pasiones. Por eso no termino nada de lo que empiezo, porque carajo, quemo todo antes de tiempo.


Me involucro tanto en algo o en alguien que al final solo termino hecha cenizas. Y, quizá como un Fénix o no, me toca levantarme de ellas hasta ser yo misma, y quién sabe,

encontrar otro motivo por el cual extinguirme nuevamente. "¿Por qué?".


Verás, cuando acabo el cigarro que tengo, espero un tiempo hasta encender el siguiente. Sí, a veces lo hago de forma inmediata, o no pienso que debería ser especial, porque total, quedan otros diecinueve en la cajetilla. Pero otras veces, cuando lo acabo y lo he vuelto cenizas, me suspendo en un estrés vicioso hasta que llegue el momento oportuno de sacar nuevamente uno y encenderlo.


Espero a que llegue el minuto preciso, la excusa necesaria, como si acaso la necesitara.


Obviamente, esto es obligatorio cuando solo queda uno.


Entonces solo pienso en que no debería desperdiciarlo en cualquier lugar ni bajo cualquier blasfemia...


Y espero por el momento adecuado para dar mi última calada...


Espero por un momento que lo merezca.


¿Por qué no soy así conmigo misma?


¿Por qué, a pesar de considerar que soy la última calada al cigarro, me desperdicio en momentos o situaciones que no me merecen?


Supongo que en temas de amor, es porque ese mismo hace que me sienta como si fuese el primero de una cajetilla de veinte. Supongo, también, que en temas de amor, debería estar con alguien que me haga sentir como si yo no solo fuese la última calada de cualquier cigarro intermedio, sino del último de la cajetilla.


Y no solo eso.


No solo que me haga sentirme como algo que ya sé. Sino que también, en temas de amor y para esa otra persona, debería ser considerada como esa última calada que te hace recordar que ya no hay más, y que no solo no debería desperdiciarme porque se acabó el dinero o porque la tienda está cerrada para seguir resguardando su stock de nicotina, sino que mucho menos debería dejar ni querer que me extinga.


Es irónico, casi gracioso, lo que puedes descubrir cuando por un momento, dejas de consumir para ver cómo vas perdiendo.


Está de más decir que esta pseudo revelación vino a mí cuando aún me quedaban otros seis en la cajetilla.


No dejaría que mi última calada de mi último cigarro, se me vaya en un post tan nefasto.

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